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jueves, 21 de julio de 2011

Hacia un abordaje regional de los problemas ambientales


Un grupo de investigadores de la Universidad Católica de Córdoba con el apoyo del CONICET viene estudiando la gestión de recursos naturales en la Cuenca del lago San Roque. Falta de espacios formales de interacción, fragmentación de las organizaciones ambientales y un marcado descrédito de la clase política son algunas de las conclusiones preliminares del trabajo. Hacia un abordaje regional de los problemas ambientales Por María Evelina Ramírez Frecuentemente, en distintos foros y asambleas de discusión sobre la problemática ambiental se habla de la necesidad de ampliar la mirada para abordar las problemáticas ambientales ya que éstas no saben de límites jurisdiccionales a la hora de manifestarse. Esto, sin duda, plantea un panorama complejo en el que las distintas municipalidades y comunas (y sus respectivas organizaciones y vecinos en particular) deben coordinar acciones tendientes a solucionar dificultades que le son comunes. Lo que en la actualidad está sucediendo en la parte alta de la cuenca del Río Primero o “cuenca del lago San Roque” ofrece un escenario propicio para realizar un estudio sobre la gestión de recursos hídricos compartidos. Justamente en este marco se inscribe el proyecto de investigación co-financiado por el Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Universidad Católica de Córdoba que tiene como objetivo general estudiar de qué manera se gestionan los recursos naturales en la “cuenca del lago San Roque”. El proyecto comenzó a ejecutarse a principios de 2010 y la encuesta es uno de los instrumentos de recolección de datos que el equipo de investigación ha utilizado hasta ahora. El listado inicial de individuos que fueron contactados para responder fue confeccionado luego de realizar una búsqueda en internet de artículos periodísticos sobre cuestiones medioambientales que aparecieron entre 2008 y 2009 en medios de comunicación gráficos de localidades ubicadas en la cuenca, además de los diarios La Voz del Interior y La Mañana de Córdoba de la capital provincial. Esta búsqueda permitió identificar a un grupo de individuos que, de acuerdo a la información recopilada, se involucran en discusiones sobre materia ambiental. Este listado incluyó miembros de la clase política, organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales, docentes e investigadores, miembros de agencias burocráticas de nivel nacional, provincial y local entre otras. La recolección de datos se realizó entre octubre y diciembre de 2010. Las encuestas fueron entregadas en formato papel a los primeros 20 individuos contactados, y a través de correo electrónico al resto de ellos. El número definitivo de personas contactadas para participar del estudio fue de 192, de los cuales 83 respondieron la requisitoria, lo cual arrojó una tasa de respuesta del 43.2 por ciento, lo cual -según el informe publicado en Internet por los investigadores- es considerada “adecuada para encuestas administradas por medios electrónicos”. Lecturas preliminares. La Jornada dialogó con Ramiro Berardo, licenciado en Ciencia Política y director de la investigación quien hizo referencia a algunos de los datos recabados y lecturas que pueden realizarse sobre los mismos: “Lo primero que saltó a la vista fue que hubo distintos niveles de aceptación del trabajo. En el sector no gubernamental, el nivel de atención fue mucho más alto que el que en el sector gubernamental. A esto lo relaciono con la diferencia que existe en el grado de importancia que se le da a la temática medioambiental. Parece que es una cuestión que todavía no está ubicada muy arriba en la agenda del sector político, pero sí está más arriba en el orden de prioridades de mucha gente que está propugnando por una mayor protección de los recursos naturales que en la cuenca están bastante desprotegidos”. La encuesta fue entregada a referentes políticos y ambientales de las diversas localidades que integran la cuenca del lago San Roque, desde La Cumbre hasta Cuesta Blanca consiguiendo mayor participación de la zona Sur. “Creo que esto obedece a que como Villa Carlos Paz y las Comunas del Sur están más juntas, se visualiza mejor que hay un problema de carácter multijurisdiccional. Además, el lago está más cerca y ver su estado los hace preocupar”, indicó el profesional. Asimismo señaló que si bien no existen grandes diferencias entre el sector gubernamental y el no gubernamental sobre el estado ambiental de la cuenca (no sólo se percibe en general un mal estado medioambiental, sino que la mayoría de los actores -aproximadamente un 68 por ciento de los encuestados- piensa que la situación empeorará en los siguientes doce meses), la clase dirigente tiende a minimizar su importancia: “A pesar de no ponerla primera en el orden de prioridades, la clase política sabe que la cuestión ambiental es un problema. Cuando se quiere incluir una determinada discusión en la agenda, la mejor forma de hacerlo es dando la impresión de que se está ante una situación de crisis, de esa manera se logra que se le dé mayor importancia a la temática. Lo que hoy no hay en Punilla es la sensación de una crisis generalizada. Hay una sensación de crisis entre los actores no gubernamentales que se activan en distintos lugares, pero la gran mayoría población sigue sin entender a esto como una crisis y la clase política se agarra de eso. Hasta que esto no explote en la opinión pública, seguirán en su nicho de comodidad”. Variables que afectan la cooperación. Quienes han estudiado la gestión de recursos naturales compartidos enfatizan que la solución integral a los problemas ambientales requiere de la cooperación entre múltiples actores (gubernamentales y no gubernamentales). Algunas de las variables que en teoría facilitan dicha cooperación son la confianza, la percepción sobre el desempeño de la clase política, la posibilidad concreta de intercambiar información, la disponibilidad de foros de discusión, y la existencia de líderes que operen a escala regional. La encuesta incluyó preguntas tendientes a indagar en estas cuestiones y los resultados no fueron muy alentadores. En lo referido a la confianza, la pregunta fue: “¿Cuánto diría usted que confía en que esos actores cumplan sus promesas u obligaciones en lo relacionado con la gestión de recursos naturales en la cuenca?”. El valor cero indicaba completa desconfianza y diez, completa confianza. El valor medio de esta respuesta fue de un 3,96. “Esto es un síntoma del deterioro institucional que hay en la región. El diseño de políticas públicas siempre tiene en su base conflictos: hay posturas en pugna y cuando se va al choque, es muy fácil ver a la otra parte como un enemigo, a pesar de que no necesariamente sea así. También entiendo que se trata de una cuestión de cultura política; tenemos toda una historia de manejarnos de esa manera”, señaló Berardo e indicó además que esto suele dar a lugar a “demonizaciones” de uno y otro lado, sin que prime la capacidad dialógica tendiente a buscar una solución concreta al conflicto de intereses que se suscita. A la desconfianza generalizada entre los actores, se sumaron también magros valores en lo referido a la visión que se tiene sobre el desempeño de la clase política, donde la media fue del 2,07. Un dato no menor que arrojó el estudio es la falta de espacios formales para el desarrollo de discusiones que redunden una toma de decisión sobre la gestión de los recursos compartidos. “En toda la región del valle de Punilla no hay lugares institucionales donde las cuestiones ambientales se discutan formalmente. El único espacio donde en teoría pueden canalizarse estos asuntos es la Comunidad Regional Punilla. Pero, por lo menos de las respuestas que surgen de este trabajo, esta institución tiene un muy bajo nivel de legitimidad. Hay otros ámbitos que tienen una mejor reputación, como el Consejo Urbano Ambiental de Villa Carlos Paz, la Junta de Participación Comunal de Cuesta Blanca, el Foro Urbano Ambiental Permanente; pero estos allí no se toman decisiones”. El licenciado también hizo referencia la fragmentación que existe en los movimientos ambientales y la falta de coordinación de las acciones. “Creo que hasta ahora, el problema de la gestión de los recursos naturales no ha tenido demasiado apoyo de la masa crítica en el sentido de la cantidad de gente involucrada. No creo que la fragmentación sea un problema propio de las ONG´s sino que es el devenir natural de cómo se van estructurando estas cuestiones. Hasta ahora, la cuestión ambiental no tenía el peso que tiene ahora. Además no hay que olvidar que los actores no gubernamentales que se dedican a esta problemática dependen de esfuerzos individuales o de un número reducido de personas. Estamos hablando de gente que tiene que trabajar, informarse, mantener el blog, tratar de captar adherentes; es muy difícil coordinar las actividades, pero de a poco lo están haciendo”. Consultado sobre la posibilidad real de que en nuestra región pueda crearse una Autoridad de Cuenca, Berardo respondió: “No sé si están dadas las condiciones, lo que si sé es que es necesario que se haga ya. En esto puede ser importante la lógica de presión que puedan llegar a ejercer los actores no gubernamentales. Creo que si se organizan bien y obran en conjunto, se pueden incrementar las posibilidades”. Asimismo, indicó que la tarea fundamental no es sólo crear una Autoridad de Cuenca, sino mantenerla en el tiempo: “A lo largo de la historia argentina hemos visto ejemplos de comités o autoridades de cuenca que empiezan a funcionar y luego dejan de hacerlo. A veces empezar no es tan difícil cuando hay visibilidad de una temática, el verdadero desafío está en sostener el trabajo; y sabemos que estos procesos son de largo aliento. Si las organizaciones ambientales pueden seguir trabajando juntas y a la Autoridad de Cuenca se le da cierto impulso, creo que en los próximos años esto puede mejorar; pero tiene que suceder ahora”.

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